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Adviento, Tiempo de Fe y Salvación




Por: Virgilia castro      

No se cual es el tiempo propicio para hablar de la Salvación. Pues pienso y así lo siento que la salvación fue, es y será una acción de cada Día.  Una acción que tuvo su principio en la desobediencia de nuestros primeros padres y comienza a ser fecunda en ese mismo instante. Porque en su amor infinito de Padre, Dios crea un plan de Salvación, porque hasta ahí llega su debilidad de amarnos. Fueron muchos los profetas que anunciaron esa salvación, siendo Juan el último y son muchos los que después de la resurrección de Jesús lo siguen anunciando inspirados en las Sagradas Escrituras.

¿Qué significa la palabra salvación? Rescate, promesas, liberación, huir de las tentaciones, limpieza y cambio interior, encuentro, perdón, alcanzar lo que se desea. Salvación es, Jesús. Pero para que esa salvación se logre en ti, se necesitan algunas cosas:

a.     deseos de cambios o transformación,
b.     disposición interior,
c.     Coraje para lograr lo que quieres,
d.     Pensar en ello constante y positivamente,
e.     No tener miedo, confiar,
f.      Dar pasos en búsqueda de un encuentro que puede ser fortuito o preparado,
g.     Lograr ese encuentro y a través de él descubrir la verdad,
h.     Hacerla tuya y no dejarla escapar.
i.       Aceptar  el reto con, todas sus consecuencias.

Si damos un vistazo a la historia de la salvación veremos que todo lo que se ha dicho tiene sentido y razón de ser.

Los bellos episodios de la Biblia entretejen esta verdad. La desobediencia engendra el castigo, el castigo engendra la muerte y la muerte engendra la salvación o liberación.

En Sofonías 3, 14-15 escuchamos un cántico de gozo en la espera: “ ¡canta, ciudad de Sión! ¡Da voces de alegría, pueblo de de Israel! ¡Alégrate, Jerusalén, alégrate de todo corazón! El Señor ha retirado la sentencia contra ti… y ha rechazado a tus enemigos. El Señor. El rey de Israel, está en medio de ti”,  serán las mismas palabras de anuncio de liberación del profeta Zacarías y las palabras del profeta: “Pueblo de Sión, el Señor vendrá a salvar a los pueblos y hará oír su  voz majestuosa para dar gozo a vuestro corazón”. Con el anuncio del Ángel se cumple la Promesa como nos dice Gálatas 4 y el Evangelio de San Lucas.

El Adviento, que es espera, nos recordará constantemente, que se acerca nuestra liberación. Que estemos preparados, porque nace el salvador del mundo. El que vino, viene y vendrá. ¿Están nuestros corazones listos para recibirlo? San Pablo nos recuerda en su primera Carta a Timoteo: “Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad”.

El precursor del Mesías o Salvador, Juan el Bautista, a quien escucharemos durante este tiempo de preparación, va precisamente llamando a todos los hombres de Israel a un cambio de corazón un cambio interior, porque el que ha de venir ya está presente.

Hoy que la Iglesia nos invita a caminar en la Fe, que no nos abandone la necesidad de Dios. Elías, escucha la voz del Señor en su tiempo de aflicción: “Levántate, come y bebe para que recobres fuerzas, pues te queda mucho por recorrer”. A nosotros también. Y sin el plato fuerte Palabra-  Eucaristía imposible nos será.

Es Adviento, es tiempo de espera y ese camino lo viviremos en amor fraternal. ¡Qué nazca Jesús pero de verdad! Para que naciendo El en nosotros podamos con nuestro testimonio enseñar a los demás caminar hacia Dios.  

Hermano, vive este Adviento como Nicodemo: Naciendo de nuevo en un Bautismo de amor!

De Colores!

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